Llevabamos tiempo intentado cuadrar agendas para hacer esta sesión, y entre el trabajo de unos y los compromisos de otros, tuvimos que apalzarla casi 6 meses. Pero lo conseguimos, y aprovechamos, in extremis, el último día de veranito de otoño.
Las sesiones de fotos de familia en exteriores se adaptan a cada familia y edades de los niños para obtener los mejores resultados, y hacer la sesión más divertida o cómoda para las familias.
Por las edades y la personalidad de esta familia, opté por ir a la Sierra, y fue todo un acierto. Prueba de ello fue el comentario de uno de los niños al terminar:
«Mamá, ¿podemos quedarnos un rato más aquí?»
No estaban cansados ni aburridos, ¡estaban encantados! De hecho dimos por terminada la sesión solamente porque, a pesar de las temperaturas de verano, una vez se fue el sol, bajaron drasticamente y los niños iban vestidos muy ligeros.
Disfruté como una enana, y todos colaboraron para llevarse un recuerdo de 10!
Chicos, ¡gracias por confiar en mí y hacerlo todo tan fácil!