Sí sí, he dicho mis recién nacidos, porque son míos durante ese precioso tiempo que paso con ellos, con el permiso de sus mamás quienes me los entregan en toda confianza durante unas horas para que los desnude, arrulle, coloque, cambie, duerma, los vuelva a vestir, colocar, dormir. En fin, toda la actividad frenética habitual de una sesión fotográfica de recién nacido, y con las que tanto disfruto.
La primera de este pasado mes de septiembre fue una pequeña apuesta ya que, por fechas, nos fue imposible respetar la regla de oro para fotografiar recién nacidos: hacer la sesión en los primeros 14 días. Pero fuimos atrevidos y la mamá prefirió intentarlo de todos modos antes que quedarse sin fotos de su recién nacida. Y aunque no fue una sesión al uso, conseguimos hacer unas fotos preciosa de esta pequeña con sus padres.
¡Gracias chicos por confiar en mí!